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¿Para qué enfermamos?


Hay una entrevista muy interesante que le hacen a Christian Fleche hablando a cerca de la enfermedad, desde un enfoque de la biodescodificación biológica (enfoque terapéutico y de salud basado en el significado o sentido biológico de los síntomas. Es un camino hacia la comprensión de la enfermedad y de los mecanismos que permiten sanar la conciencia y de esa manera sanar el cuerpo).

Eso me ha llevado a la siguiente reflexión:

Una de las grandes preocupaciones del ser humano desde tiempos inmemoriales es el proceso salud-enfermedad.

A lo largo de la historia, la enfermedad ha sido considerada y "tratada" de formas muy diferentes y aún hoy, esos tan diferentes abordajes continúan.

Siempre que tengo el privilegio de hablar con alguien desde un punto de vista más profundo o en un espacio terapéutico, me gusta poner el mismo ejemplo, simple pero muy gráfico.

Si has nacido con la creencia de que existen yogures negros, porque así te lo hicieron creer desde la más tierna infancia tu entorno más cercano, la sociedad..., siempre vas a buscar esos yogures negros donde vayas, no te cuestionas por un instante que quizás no existan y estés sosteniendo una creencia errónea.... hasta que de pronto, te topas con una persona que no sólo te dice que no existen, sino que te enseña todo el abanico de sabores de yogures disponibles para que tú elijas el que más te guste y es entonces cuando sueltas tu creencia falsa y te abres a adoptar una nueva.

Lo mismo sucede con el mundo de las creencias a todos los niveles, nos aferramos a creencias que nos limitan, que nos evaden de la responsabilidad que tenemos con nosotros mismos y eso nos lleva a no poder valorar el infinito abanico de creencias disponibles, más enriquecedoras, más responsables y más operativas que podemos construir o adoptar para vivir una más armónica.

La enfermedad es uno de los miles de procesos que pueden ser vistos de múltiples formas, como un castigo, una mala suerte, una desgracia, una injusticia...pero también puede ser mirada desde otro plano como una oportunidad para dar la vuelta a tu vida, un aviso de tu cuerpo para que cambies algo que no le sienta bien, una necesidad no resuelta que debe ser satisfecha, una invitación a madurar en tí habilidades o aptitudes inmaduras y un sin fin de formas más.

Si algo suelo preguntarme frecuentemente frente a cualquier suceso es: ¿Para qué sucede esto?, ¿qué busca transformar esta situación en mi? y lo cierto es que siempre, antes o después, encuentro respuestas y transformaciones.

Al final, crear un enfoque o visión propios basados en experiencias de vida propias , es lo más operativo, pero pueden orientar las experiencias de otros que han dedicado parte de su tiempo a profundizar sobre ello.

Para quien desee al menos valorar la posibilidad de mirar la enfermedad desde otro prisma, comparto más abajo la entrevista, esta es la entrevista:

¿El cuerpo es nuestra herramienta de curación?

Yo era enfermero en un hospital de Normandía y observe que pacientes con la misma enfermedad, tratamiento y doctor evolucionaban de manera muy diferente.

Bueno, cada uno es cada cual...

Exacto, mi hipótesis es que las enfermedades son una metáfora de las necesidades físicas y emocionales de nuestro cuerpo. Cuando no hay una solución exterior a esa necesidad, hay una solución interior.

¿Eso es para usted la enfermedad?

Sí, una solución de adaptación. Cada órgano del cuerpo quiere satisfacer su propia función, es decir, atrapar oxígeno, alimentos... Si el cuerpo quiere comer, pero en el exterior hay guerra y no lo consigue en un plazo razonable, se produce un shock.

¿Nace el conflicto?

Sí, el inconsciente inventa una vía suplementaria de supervivencia: un síntoma, que es una solución o una tentativa de solución inconsciente e involuntaria a ese shock vivido. En ese caso, el miedo a morir de inanición atacaría el hígado.

Póngame otro ejemplo.

Una persona que siempre tiene prisa puede desarrollar un nódulo en el tiroides, que envía más tiroxina y aumenta el metabolismo del cuerpo, eso la hará más rápida.

Pero tener prisa es psicológico.

Todo lo que captamos a través de los cinco sentidos, de los captadores neurovegetativos que vienen del interior del cuerpo, lo que pensamos o imaginamos, se traduce en realidad biológica.

¿Y provoca un síntoma?

Si no hay una solución concreta y consciente, sí. De manera que si escuchamos algo muy desagradable que nos afecta podemos tener acidez de estómago. Y hay algo muy importante que tener en cuenta.

El cerebro no distingue entre lo real o lo imaginario. Un trozo de limón en la boca o la idea de un trozo de limón en la boca provocan la misma salivación. En función del sentimiento particular, el shock afecta a una zona precisa del cerebro, visible por el escáner, a un órgano y a una realidad energética.

¿Realidad energética?

Somos una unidad compuesta de 4 realidades inseparables: orgánica, cerebral, psíquica y energética.

No hay ni una sola célula del cuerpo que escape al control del cerebro, y este no escapa al control del pensamiento, consciente o inconsciente; de manera que ni una célula del cuerpo escapa al psiquismo. Un shock siempre va acompañado de un sentimiento personal que repercute en los cuatro niveles biológicos.

¿Y es irreversible?

Cuando encontramos la solución esos cuatro niveles sanan simultáneamente. Una paciente tenía dolor en el hombro. "¿Desde cuándo?", le pregunté. "La primera vez estaba sola con mis hijos" "Si estás con tus hijos, no estás sola, ¿quién falta?" "Mi marido que nunca está, yo necesito estar arropada". Cuando lo reconoció, el dolor desapareció.

A lo largo de un día no satisfacemos todas nuestras necesidades fundamentales.

Cuando no las satisfacemos, nace una emoción. Si esa emoción se libera en el exterior bajo una forma artística, a través de la palabra, el baile o los sueños... todo va bien. Cuando el acontecimiento no está expresado, queda impreso y el cuerpo será el último teatro de ese evento.

¿Todo conflicto provoca enfermedad?

No, es necesario que sea dramático, imprevisto, vivido en soledad y sin solución. Cuando se dan estos cuatro criterios, el trauma se manifestará a través de la biología.

¿Distintas emociones corresponden a distintos órganos del cuerpo? Sí, todo lo que tiene que ver con la epidermis responde a conflictos de separación; el esqueleto, a una desvalorización; la vejiga corresponde a conflictos de territorio. Para las mujeres diestras, problemas en el seno y hombro izquierdos corresponden a problemas con los hijos y viceversa para las zurdas; los desajustes en el seno y hombro derechos corresponden para las diestras a problemas con la pareja y viceversa.

Estómago e intestino: no tener lo que se quiere y no poder digerir lo que se tiene corresponde al duodeno y estómago. El colon corresponde a un conflicto asqueroso, podrido. En el recto están los problemas de identidad: "No me respetan y me dejan de lado". Los riñones es la pérdida de puntos de referencia. Los huesos: grave conflicto de desvalorización... (en este particular no comparto el enfoque al 100%, el simbolismo es personal y preverbal con lo que es un enfoque demasiado simplista a mi modo de ver, habría que valorar cada persona en particular y todo su entorno vital )

¿Lo adecuado para estar sano?

Revalorizar las emociones, ser consciente de las emociones y expresarlas, es decir: bailar más a menudo. La gente está mucho tiempo en lo emocional pero son emociones procuradas: fútbol, cine...

Un malestar compartido disminuye a la mitad, continúa compartiéndolo y acabará desapareciendo.

Una felicidad compartida se multiplica por dos.

La ira y la violencia se expresan a sus anchas.

Un hombre tiene miedo, el miedo produce rabia y la descarga enfadándose con su mujer. Cuando estamos en contacto con la emoción auténtica, se transforma; cuando lo estamos con la emoción de superficie, no hay cambio. Si el hombre se dice: "Lo que tengo es miedo", su miedo disminuye a la mitad. Hay que tomar conciencia de uno mismo.

Entrevista a Christian Fleche

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